¡Adelante chicos!
“Continúa el largo partido”.
¡Vamos! Vamos, eh!

¿Como estáis todos? Sé que bien, somos futbolistas. Somos humildes, nobles, competitivos, generosos. ¡No tenemos miedo! Sé la respuesta de todos sin excepción: “… bien, en la pelea, jugándole con determinación y entrega absolutas… “.

Resignación. Veis, parece muy plano este partido, parecen no pasar los minutos, de vez en cuando la mente se nos bloquea o las piernas nos pesan más de lo habitual. Pero aguantamos, tenemos una gran capacidad de resistencia. Mucha más de lo imaginado por todos y cada uno de nosotros. Venga, nos resignamos a jugarlo así. Sé que sufrimos mucho aceptándolo. Pero no bajamos los brazos nunca. ¡Nunca, eh! Confiad. Habrán y llegarán tramos mejores cada poco a medida que el partido vaya avanzando. ¡Venga! ¡Venga! Cabeza alta chicos.

Nos conformamos en que sea largo. El partido es así, y ya está, somos disciplinados, somos un vestuario unido, ya hablamos en su momento del posible cambio en su reglamento, en sus normas, por lo tanto, nos conformamos con su nuevo formato. Ahora bien, atentos a esto, no nos conformamos en este partido con el empate, nada de conservadurismos en ese sentido, ya lo sabéis, lo dijimos, desde el minuto uno salimos a ganar, nos jugamos tres puntos de oro, eh. ¡Solo nos vale la victoria!

Querer. ¡Nos queremos todos mucho! Sí, todos. Unos a otros. Sin distinción entre los más o los menos amigos, los mejores o los peores jugadores. En este partido todos somos iguales. Nos queremos. Pensarlo bien. ¡Llevamos tanto tiempo juntos! Hemos compartido tantos entrenamientos; tantas batallas y disputas deportivas; tantas pequeñas penas; tantas imborrables glorias y alegrías… pensarlo bien, eh. Y notaréis dentro de vuestra alma ese deseo: abrazarnos con imparable y sincero alborozo cuando ganemos. ¡Uff! Tiemblo al pensarlo. ¡Cuando ganemos la que se va a montar!

¡Nos queremos, chicos! ¡Nos queremos mucho! Que ruede el balón todo el rato, aunque nos cueste. Nos miramos, nos mostramos, que circule desde unos a otros constantemente, sin distinción, sin dudas. Nos hablamos, nos llamamos. Fuerza, aliento, confianza… ¡Nos damos los unos a otros!

Amar. ¡Que verbo tan bello! Tal vez en fútbol utilizamos palabras no tan “cursis”, frases más largas, más épicas, para decir lo mismo: “lo damos todo en el partido, eh”; “morimos unos por otros si es necesario, eh”; “vamos equipo hasta el final, eh”. Amar en definitiva, mis muy queridos chicos. Sí, amar. Y amar es crear fuentes inagotables de entrega y solidaridad. Creatividad, entrega, servicio… ¡Qué valores tan increíbles entraña el fútbol, madre mía del alma!

Recordad. Ya utilizamos ese amar, verbo precioso, cuando en el vestuario, antes del comienzo, dijimos: ¡nos ayudamos mucho, eh!; “y ayudamos sobre todo a los más veteranos, eh”. ¿Los veis? Ellos están ahí, junto a nosotros. Sí, ellos, quienes nos enseñaron el camino; quienes nos enseñaron los valores de nuestro vestuario unido. ¿Los veis? Sé que vuestra respuesta es un rotundo sí que resuena en un único, unánime, fuerte y vigoroso pecho de jóvenes futbolistas. No debemos olvidarlo: ellos, los nuestros más mayores, los más veteranos, también fueron jóvenes, y tuvieron también fuerte y sano aquel vigoroso pecho que lució nuestra misma camiseta… y vibrante aquel corazón que latía sin fatiga alguna para defender su amoroso escudo y el color del equipo de sus entrañas. Sí, claro que los veis, y sé también que tenéis un rotundo sí de amor y solidaridad para con todos ellos, actualmente muchos enfermos y sin apenas aire en sus pulmones, mientras sus corazones parecen apagarse y laten llenos de angustia. Como sé también, cómo, todos vosotros, mi adorable “vestuario unido”, en silencio, en respetuoso silencio, ahora, en este tránsito, en este difícil partido, rezáis y lloráis por muchos de quienes, cercanos, ya se nos fueron. ¡Ellos serán nuestro orgullo para siempre!… y motivo de ese nuestro ya imperecedero eslogan: “nunca caminaremos solos”. Serán ellos nuestra fuerza en la flaqueza desde ese su Cielo.

¡Será un largo partido! ¡Sí chicos! ¡Sí!Pero todos, sin excepción alguna, daremos la talla. ¡Y nos ayudaremos hasta el límite de nuestro aguante y resistencia! ¿Tenéis duda de ello? Somos “un equipo unido”. Esa es la única respuesta. Resistiré… todos estamos contestando ya en silente grito.

Y recordar también. “Jugamos en casa”. Ayudamos todos. Allí tenemos más confianza. Ayudamos en las tareas… colaboramos con “el utillero”, con el físio, con el delegado… esa cesta de balones, el botiquín, la pizarra o las fichas que portamos, el agua que llenamos o el vestuario que limpiamos -¿os acordáis?-. Ser generosos, muy generosos, ahora, en casa, ayudamos más, limpiamos más, nos ordenamos más, nos entregamos más. Ya sabéis que toca más disciplina aún, jugando en casa todos los nuestros también juegan. ¡Todos jugamos!

Sí, “jugamos en casa”… y “leemos el largo partido”. Vemos lo que sucede fuera de “nuestro” terreno de juego, en un terreno de autentica confusión y donde, ahora, es dificilísimo “practicar” entre tanta locura. Y sé que, entonces, nuestra resignación adquiere un aguante mental sin barreras, nuestras piernas que durante minutos parecen pesar más, se aligeran… cuando vemos a esos nuestros “expertos”, médicos, sanitarios, ayudantes y trabajadores “servidores” en otros muy especiales y diferentes trabajos todos ellos, sin descansar, sin dormir apenas, extenuados… pero infatigables “en este largo partido”, trabajando más y más, y sin parar, con medios materiales y humanos limitados en la mayoría de los casos y situaciones.

Chicos, vemos lo que sucede… “leemos el largo partido”. Y nos conformamos con lo que ahora tenemos. Y lo asumimos, y lo aceptamos… pasando los planos minutos, los dudosos días, cambiando rutinas, ayudando, alegres y animosos, tranquilos, confiados.

“Somos un vestuario unido”. ¡Vamos chicos! ¡Vamos!

Chicos, vemos lo que sucede… “leemos el largo partido”, escuchamos su afanoso hacer, su silencioso y abnegado eco de entrega al prójimo, de compromiso social:

Médicos, enfermer@s, científicos, ayudantes y personal de cualquier servicio sanitario… ; Ejército, Policia, Guardia Civil, funcionarios públicos… ; agricultores, ganaderos, pescadores, productores, distribuidores… ; personal de supermercados, farmacias, tiendas y trabajos de subsistencia y especial suministro y atención… ; todos quienes hacen posible llevar medios de comunicación hasta los hogares…; transportistas diversos y de diferentes cometidos… ; servidores espirituales de la peregrina Iglesia o de cualquier otro credo… “Tantos y tantos otros”. Insuficientes y afanosas manos para tanta tormenta desatada que, en lista de posibles ausencias, tampoco olvidamos. Ahora, jugando en casa, desde “nuestro vestuario unido” e inmenso, “vemos a todos”, absolutamente a todos ellos, los escuchamos, los sentimos cercanos, y muy alto los decimos y proclamamos:

¡Os queremos mucho! ¡Os amamos!
Repetimos todos, eh:
¡Os queremos mucho! ¡Os amamos!
——
Vamos chicos! ¡Vamos! ¡Seguimos! ¡Continuamos!

Recordar:
¡Jugamos siempre en casa!
¡Todo está a nuestro alcance!
… Con nuestra fidelidad a los nuevos dirigentes, nuestra disciplina y nuestros valores:

¡Conseguiremos la victoria!

(El fútbol nos une más que nunca. T.P. 26/03/2020).-

Share This